El pasado 3 de Noviembre, Franz Adlkofer,
primer director ejecutivo de la Fundación VERUM para el Comportamiento y el
Entorno, expusó en la Escula de Derecho de Harvards, dentro de una serie de
lecciones y eventos organizados por el Centro de Ética Edmond J. Safra.
En su charla,
“La protección contra la radiación está en conflicto con la ciencia”, Adlkofer
discute las dificultades a las que otros científicos y él mismo se enfrentan
cuando presentan su trabajo de investigación sobre los efectos cancerígenos que
generan los campos electromagnéticos provenientes de teléfonos móviles. También
debatió sobre la corrupción institucional que, dice, obstruye sus
investigaciones.
Adlkofer
describió su experiencia con el estudio REFLEX finanaciado por la Unión Europea,
el cual anima a explorar los efectos de la radiación de teléfonos móviles en el
cerebro. Las conclusiones del estudio demuestran que la radiación de baja
frecuencia, así como las radiofrecuencias de campos electromagnéticos que se
hallan por debajo de los niveles de exposición legalmente permitidos, generan potenciales daños genéticos.
En 2004, poco
después de publicar esos hallazgos, Adlkofer fue blanco de alegaciones que
cuestionaban la validez de sus descubrimientos, acusándole incluso de fraude.
Mientras un panel ético desconsideró esas acusaciones, su lucha contra la
difamación continúa.
En Mayo de
2011, la Agencia Internacional para la investigación del cáncer clasificó los
campos electromagnéticos de alta frecuencia, incluidos los de la radiación de teléfonos
móviles, como meramente “posible cancerígeno” en humanos. Adlkofer señaló que
estudios como el REFLEX no fueron tenidos en consideración para esa
clasificación. De haberlo sido, la clasificación más probable hubiera sido modificada de “posible
cancerígeno” a “probable cancerígeno”.
“Las prácticas
de corrupción institucional en el área de la comunicación inalámbrica son de
enorme preocupación”, dijo Adlkofer, “si uno considera el todavía incierto
resultado de la investigación actual en este campo de estudio compuesto de
cinco billones de participantes. Debido los reportajes, triviales y no
justificados, que han sido distribuidos por los medios de comunicación de masas
y por orden de la industria de comunicación inalámbrica, el público general no puede
entender que su bienestar futuro y su salud están en riesgo. La gente incluso desconfía
de los científicos que advierten sobre ello. Un principio básico de la democracia
es que por encima del poder económico y sus dueños están las leyes, las normas,
las normativas. Desde el momento en que en el área de la comunicación inalámbrica
este principio ha sido severamente violado, debemos insistir en su cumpliento
en interés de las sociedades democráticas.
Podéis ver la charla en la Escuela de Derecho de Harvard de Adlkofer AQUÍ
(Noticia recogida de la web de Avaate)
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