La Doctora Carme Valls es Licenciada en Medicina y Cirugía en el año 1968 por la facultad de Medicina por la Universidad de Barcelona y se dedica a la asistencia en Medicina Interna y Endocrinología.
La Doctora Valls se ha especializado en medicina de género, habiendo dirigido el programa Mujer, Salud y Calidad de vida del CAPS (Centro de Análisis y Programas Sanitarios) de Cataluña. Dicho programa está dedicado a la investigación y docencia sobre temas de salud, mujeres y género, desde que el año 1990 se celebrase el Simposio Internacional sobre "Mujer y Calidad de vida".
Carme Valls denuncia y explica cómo el cuerpo la mujer ha sido objeto histórico de un tipo de discriminación cultural que denomina cómo "patologización del cuerpo femenino":
“El cuerpo de las mujeres ha sido considerado culpable de los males sociales y personales en casi todas las culturas. Los fenómenos fisiológicos como la menstruación han sido tabú para muchos pueblos primitivos. La salud física y mental de las mujeres no ha sido investigada por la medicina androcéntrica. La separación de cuerpo y mente, dando prioridad a la primera, ha considerado como patológico cualquier manifestación de los síntomas en el cuerpo, y se han medicalizado acontecimientos naturales como la menstruación o la menopausia. El malestar de la mujer, fruto de las condiciones de vida y trabajo, sometida al doble o el triple de jornada, se ha querido atribuir a la ansiedad y depresión, sin considerar los efectos que el estrés físico y mental causan en el cuerpo humano. La salud de las mujeres aún permanece INVISIBLE PARA LA MEDICINA, y su cuerpo es objeto de la mercadotecnia cosmética y de la cirugía estética”.
Desde el CAPS, ha sido organizadora de numerosos eventos: Carme Valls denuncia y explica cómo el cuerpo la mujer ha sido objeto histórico de un tipo de discriminación cultural que denomina cómo "patologización del cuerpo femenino":
“El cuerpo de las mujeres ha sido considerado culpable de los males sociales y personales en casi todas las culturas. Los fenómenos fisiológicos como la menstruación han sido tabú para muchos pueblos primitivos. La salud física y mental de las mujeres no ha sido investigada por la medicina androcéntrica. La separación de cuerpo y mente, dando prioridad a la primera, ha considerado como patológico cualquier manifestación de los síntomas en el cuerpo, y se han medicalizado acontecimientos naturales como la menstruación o la menopausia. El malestar de la mujer, fruto de las condiciones de vida y trabajo, sometida al doble o el triple de jornada, se ha querido atribuir a la ansiedad y depresión, sin considerar los efectos que el estrés físico y mental causan en el cuerpo humano. La salud de las mujeres aún permanece INVISIBLE PARA LA MEDICINA, y su cuerpo es objeto de la mercadotecnia cosmética y de la cirugía estética”.
Hoy en día nos parecen normales cosas que no lo son en absoluto. En concreto, y desde la medicina, están ocurriendo situaciones como estas:
- el 85% de los psicofármacos (ansiolóticos y antidepreseivos) recetados en España se administran a mujeres. El dolor físico y los síntomas que manifiesta una mujer se infravaloran y se la trata mentalmente
- se invisiviliza la menstruación y se recetan con alegría anticonceptivos hormonales para cualquier dolencia y edad tapando el síntoma
- se trata de eliminar la menstruación (info)
- se mitifican los anticonceptivos hormonales sin advertir de sus efectos secundarios (info)
- se medicaliza e interviene excesivamente en partos normales (palabra de la OMS)
- no se estudia adecuadamente las nuevas enfermedades autoinmunes por exposiciones ambientales que afectan en mayor medida a las mujeres (info)
- se discrimina a las mujeres en enfermedades coronarias
- solo el 38% de las investigaciones médicas incluyen a mujeres
-Workshop sobre Mujeres, Trabajo y Salud, Barcelona, 1993.
-Forum de Mujeres, Trabajo y Salud con expertas y asociaciones de mujeres, Barcelona 1995.
-Primer Congreso Internacional Mujer, Trabajo y Salud, Barcelona, 1996.
Con la participación de sesenta países, este congreso inauguró una línea que tuvo continuidad en el II Congreso en Rio de Janerio 1999, III Congreso en Estocolmo 2002, IV Congreso en Nueva Delhi 2005, V Congres en Zacatecas, México 2008.
Dentro de esta línea de investigación y trabajo, la Doctora Valls comenzó a interesarse por el estudio de las enfermedades ambientales vinculadas al género femenino. Os enlazó su artículo "Contaminación ambiental y salud de las mujeres", que comparto del blog de María José Moya, Mi Estrella de Mar.
CONTAMINACIÓN AMBIENTAL Y SALUD DE LAS MUJERES. Dra. Carmen Valls-Llobet (2010) by María José Moya (Mi Estrella de Mar)
Otra de las líneas de investigación de la Dra. Valls dentro de la medicina ambiental es la de la Electrohipersensibilidad.
Ponencia: "Cambios fisiopatológicos y terapias frente a los campos electromagnéticos."
ENTREVISTA (12/4/2015)
http://www.soycomocomo.es/invitado/doctora-carme-valls-endocrinologa-y-especialista-en-salud-femenina/
"¿Por qué no se han estudiado las enfermedades autoinmunes de causas ambientales que, además, afectan más a las mujeres?"
Doctora Carme Valls, endocrinóloga y especialista en salud femenina
De trato agradable, convencimiento firme y con un amor por la
medicina, su trabajo y la defensa de los derechos de la mujer, Carme
Valls nos recibe en su despacho de la calle Bailén, 21, en Barcelona.
Famosa por su visión crítica sobre la vacuna del virus del papiloma
humano, nos cuenta sus pros y contras.
Valls ha escrito los libros Mujeres invisibles (Debolsillo, 2006),
Mujeres, salud y poder (Ed. Cátedra, 2009), Mujeres y hombres: salud y
diferencias y Ejercicio y salud.
Miembro de la ONG Centro de Análisis y Programas Sanitarios -–que
investiga las diferencias de género en el campo de la salud–, Valls se
ha implicado también activamente en política como diputada en el
Parlamento de Catalunya por el PSC-Ciudadanos por el Cambio en las
elecciones al Parlamento de Catalunya de 1999 y 2003. También ha sido
presidenta de la fundación Catalunya Segle XXI. Conversamos con ella
sobre salud femenina y nutrición.
En el libro Mujeres, salud y poder, afirma que la medicina castiga el cuerpo de la mujer.
¿De qué manera?
La hace invisible, porque no tiene en cuenta las diferencias con el
cuerpo del hombre a la hora de enfermar. Además diagnostica sus
problemas de salud como si siempre fuesen psiquiátricos: receta
ansiolíticos y antidepresivos tanto para el dolor como para el
cansancio. La separación del cuerpo y la mente –con prioridad al
primero– ha considerado patológica cualquier manifestación de los
síntomas del cuerpo y se han medicalizado cosas naturales como la
menstruación o la menopausia. ¡Ser mujer no es ninguna enfermedad!
¿Qué consecuencias ha tenido esta perspectiva?
El malestar de la mujer fruto de una sobrecarga laboral y doméstica
se ha querido reducir a síntomas de ansiedad y depresión sin considerar
los efectos que el estrés físico y mental causan en el cuerpo humano. La
medicina androcéntrica no ha tenido en cuenta estos factores, y ha
hecho que la salud de las mujeres sea aún invisible para la medicina.
¿Por qué el 85% de los psicofármacos (ansiolíticos y antidepresivos) que
se recetan en España se administran a mujeres? ¿Por qué se invisibiliza
la menstruación y se recetan anticonceptivos hormonales para cualquier
irregularidad o dolor menstrual, que esconden cualquier problema y
bloquean este fenómeno fisiológico natural que es la regla? ¿Por qué no
se advierte lo suficiente de los efectos secundarios de los
anticonceptivos hormonales? ¿Por qué se medicaliza y se interviene tanto
en los partos “normales”, tal y como los califica la OMS? ¿Por qué no
se han estudiado las enfermedades autoinmunes de causas ambientales que,
además, afectan más a las mujeres? ¿Por qué cuando una mujer tiene una
enfermedad coronaria, se cree que no debe ser tan grave como en el caso
de un hombre? ¿Por qué solo el 38% de las investigaciones médicas
incluyen a mujeres?
Hay mucho trabajo por hacer, pues...
¡Exacto! Pero cada vez se está trabajando en una investigación
diferencial y específica que ayude a comprender mejor la realidad del
cuerpo y la mente de la mujer. Hay que profundizar en las causas y los
porqués de las enfermedades. Quizá detrás de un cansancio crónico hay
problemas biológicos, o situaciones de estrés, o bien discriminación
social que ha provocado situaciones de angustia. Es un error tratar
cualquier síntoma de una mujer con psicofármacos, y aquí incluyo los de
fibromialgia. En lugar de buscar un diagnóstico que busque las causas
del dolor, se reduce todo a recetar sedantes y antidepresivos o
derivados de morfina. Eso en lugar de ayudar a los pacientes, crea
personas dependientes.
“La mortalidad posinfarto es de un 66% en las mujeres respecto al 33% en los hombres”
¿Qué ha descubierto, hasta ahora, la medicina de género?
Se ha publicado, por ejemplo, que los infartos de miocardio son más
mortales en las mujeres que en los hombres, porque a ellas las
diagnostican más tarde ya que los síntomas que tienen no siempre
coinciden con los que se asocian tradicionalmente al infarto en hombres:
un dolor fuerte en el pecho que se extiende hacia el brazo.
¿El dolor no queda concentrado en el brazo, sino que es más vago?
Sí. Es un malestar con picos de dolor en zonas diferentes. Hasta hace
poco se creía que las hormonas femeninas protegían a la mujer de tener
enfermedades cardiovasculares y ahora se ha visto que eso no es cierto.
En el caso de los hombres, el dolor se localiza en el pecho; pero cuando
la mujer tiene una angina de pecho, el dolor puede ser de menos
intensidad y localizarse en el cuello, estómago o mandíbula. Como estos
síntomas no se consideraban peligrosos, hay un 10% más de muertes en
mujeres que en hombres por esta patología. Evidentemente, las personas
fumadoras y con exceso de peso tienen más números de acabar con una
complicación cardiovascular.
Claro…
Otra enfermedad que se consideraba masculina y que después se ha
visto que no lo era es la enfermedad pulmonar obstructora. Hoy la
incidencia es similar en hombres y en mujeres, porque desgraciadamente
el tabaquismo está muy tendido en ambos sexos. Y eso también pasa con
las enfermedades renales, que no hacen diferencias de género; sin
embargo, aún hoy se trasplantan más riñones a hombres que a mujeres. La
cirrosis biliar primaria, por ejemplo, afecta sobre todo a mujeres, y el
cáncer de colon hace diferencias de sexo: las mujeres lo tienen más
tarde y en áreas diferentes del colon, además de que responden mejor a
la quimioterapia que los hombres.
¿Qué más se ha evidenciado?
Que no necesitamos la misma dosis de medicamento que los hombres.
Investigadores noruegos han demostrado que las mujeres metabolizamos los
fármacos de forma diferente. Nuestro cuerpo tiene más grasa y nuestro
hígado tiene diferencias enzimáticas en relación con el hígado masculino
que hacen que necesitemos menos medicamento. Si tomamos la misma
cantidad que un hombre vamos sobremedicadas. Como la presencia de la
mujer en los estudios médicos aún es pequeña, no disponemos de
suficiente información.
Aún hoy se interpreta la medicina desde una óptica masculina…
Históricamente el conocimiento ha estado en manos de los hombres y la
visión de los problemas de la mujer se ha simplificado, hasta el punto
que se hace una lectura banal. Aún hoy la ciencia médica es
androcéntrica, pero desde hace más de quince años se hacen esfuerzos por
hacer artículos de investigación que diferencien a mujeres y hombres;
actualmente la ciencia básica hace investigación diferencial basada en
el diferente funcionamiento de las células y el cerebro.
¿Dónde habría que poner el foco?
Las enfermedades que hay que investigar más a fondo son la
osteoporosis, relacionada con sedentarismo, deficiencias nutricionales o
tabaquismo; las alteraciones de tiroides, que se traducen en cansancio,
dolor muscular, pérdidas de memoria y tendencia a la depresión. Algunos
estudiosos en medicina de género han denunciado que detrás de un
diagnóstico de fibromialgia, depresión o ansiedad puede haber una
hipofunción de tiroides no diagnosticada, que tiende a confundirse con
problemas psicológicos. Y hay que tener mucho en cuenta las enfermedades
autoinmunes, como la artritis reumatoide o el síndrome de Sjögren,
relacionadas con los niveles de estrógenos del cuerpo, así como las
enfermedades derivadas de los problemas ambientales: la exposición a
químicos y a tóxicos ambientales afecta a más las mujeres que los
hombres, porque tenemos un metabolismo diferente y acumulamos un 15% más
de grasa en el cuerpo. La sensibilidad química múltiple afecta a muchas
mujeres y la fibromialgia –un saco donde se han puesto todo tipo de
enfermedades relacionadas con el dolor muscular y articular– puede
encubrir una deficiencia de vitamina D, artritis temporal, problemas de
tiroides o miopatías endocrinas…
¿Qué pasa con las enfermedades coronarias diagnosticadas en las mujeres?
Que muchas enfermedades del corazón de las mujeres son menospreciadas
o simplemente atribuidas a nervios o angustia. Que llegan más tarde al
hospital si tienen infarto, y que la mortalidad posinfarto es de un 66%
en las mujeres respecto al 33% en los hombres.
¡Vaya!
A partir de la menopausia, las mujeres son tan vulnerables como los
hombres a las enfermedades cardiovasculares; aunque los problemas de
arteriosclerosis se localizan más entorno al cerebro, y por eso tienen
más infartos cerebrales.
Usted habla, también, de una serie de enfermedades que la medicina invisibiliza
(fibromialgia, fatiga crónica, sensibilidad química múltiple, tiroiditis autoinmune…).
¿Qué podemos hacer para visibilizarlas?
Trabajar para investigar las causas, la diagnosis y el tratamiento. Y
también escuchar las demandas de las personas y de las asociaciones de
afectadas y afectados.
Usted está en contra de la administración de la vacuna del papiloma (VPH). ¿Por qué?
Estoy solo en contra de que se diga que puede prevenir el cáncer de
cérvix, porque solo es eficaz con dos cepas cancerígenas del virus –16 y
18– y aún quedan trece más. Por el momento solo podemos garantizar
prevención del cáncer de cérvix haciendo citologías. Además, los efectos
secundarios de la vacuna son muy graves, porque produce muchas
alteraciones inmunológicas y genera enfermedades autoinmunitarias. Tiene
el doble de contraindicaciones que todas las otras vacunas juntas. Y si
los efectos son nocivos y solo protege contra dos cepas, no compensa.
¿Qué enfermedades autoinmunológicas produce?
Las más graves han sido la encefalitis, que son inflamaciones de una
parte del cerebro y que pueden desembocar en epilepsia o generar el
síndrome de Guillain-Barré, que paraliza todo el cuerpo. La vacuna
contra el virus del papiloma ha generado más efectos secundarios que el
resto de vacunas, y en Colombia se administró masivamente a una
población de la cual se desconocía la inmunología. El resultado fueron
muchos casos de encefalitis. El virus del papiloma, normalmente, es
destruido por el cuerpo si hay una buena inmunidad, una buena nutrición y
si está bien dotado de minerales y vitaminas. El cuerpo genera unas
defensas para eliminar este virus, que es de piel y que, por lo tanto,
no genera anticuerpos. Las contraindicaciones de la vacuna han hecho que
Francia no la quiera recomendar –ya que contiene mucho más aluminio que
otras vacunas– ni tampoco Japón. Cuando hablamos de vacunas y
medicamentos, siempre hay que mirar los pros y contras. El coste y el
beneficio que implica cada cosa. Y los beneficios de esta vacuna son
pocos, porque no sabemos si se evitará un solo caso de cáncer de cérvix
en el año 2028 y, en cambio, mientras tanto, habremos causado muchas
lesiones. Hoy, las citologías son, por el momento, la única forma de
prevenir el cáncer de cérvix.
Hablemos un poco de alimentación y salud.
Que necesitamos tener una buena nutrición para evitar enfermedades es
de sentido común. Y lo que se ha descubierto es que la fruta parece que
es un alimento esencial a la hora de hacer prevención del riesgo de
mortalidad. La fruta se encuentra en el tercer rango de hábitos que se
deberían adquirir para retrasar la mortalidad, ya que son una fuente
importante de vitamina C y de vitaminas antioxidantes. ¿Qué más se
deberá hacer? Deporte suave cada día, una dieta baja en grasas y evitar
los tóxicos de todo tipo.
La fruta tiene, pues, muchas propiedades interesantes. La verdura, también, ¿no?
Los vegetales frescos también, pero la verdura, como muchas veces la
consumimos hervida, pierde muchas vitaminas. En cambio, la fruta tiene
más riqueza vitamínica, y eso ha hecho que, cuando se han recopilado
estudios de todo el mundo sobre cuáles eran los factores que hacían
prevención de enfermedad y mortalidad en el mundo, la fruta apareciese
en una posición privilegiada.
¿De qué estudio hablamos?
Es el estudio sobre prevención de mortalidad y morbilidad publicado en The New England Journal of Medicine de
2014. Evidentemente hay una causa global en el mundo de mortalidad
precoz: la hipertensión. Por lo tanto, si vigilas la presión arterial ya
mejoras y alejas la mortalidad. Lo que quiere hacer la medicina es
prevenir riesgos cardiovasculares para dilatar la edad de la muerte.
Pues bien, después de vigilar la presión de las arterias, lo segundo que
podemos hacer es comer fruta.
Y, en cambio, vigilar el colesterol es la última de las diez cosas
que habría que hacer. Hoy, como estamos obsesionados con el colesterol
de una forma no claramente científica –influidos por la publicidad de
marcas comerciales– nos hemos olvidado del resto. Ahora salen famosos en
la tele que dicen que el colesterol debe estar siempre por debajo de
200, cuando en realidad no debe ser superior a 250; a 200 no es
necesariamente peligroso. Un estudio hecho en Noruega siguió a un grupo
de personas con unas determinadas cifras de colesterol durante veinte
años y miraron la mortalidad. El resultado era que tenían un índice de
mortalidad más alto tanto los que estaban muy por debajo de 200 como los
que estaban muy por encima de 250.
Por lo tanto, comer más vegetales crudos y fruta cruda es muy
positivo. Sobre todo la fruta, porque se absorbe mejor. Aunque a veces,
según la persona, los intestinos no digieren tan fácilmente la fruta
como los vegetales crudos. La fruta es muy buena, salvo que no se pueda
comer por intolerancia a la fructosa o por alergia.
¿Qué pasa con la medicina preventiva?
La medicina preventiva tiene aún mucho por desarrollar, ya que a
veces se traduce en formas de medicalización. Para prevenir una posible
enfermedad vascular, hemos acabado tratando el colesterol con estatinas
en lugar de cambiar los hábitos de alimentación y ejercicio.
Asimismo, la Doctora Valls ha escrito dos libros sobre la especificidad de las enfermedades en la mujer: "Mujeres invisibles" y "Mujeres, salud y poder".
Podéis leer el capítulo XV de Mujeres, salud y poder titulado "La invisibilidad de las mujeres en los tratamientos" AQUÍ.
Por último, aquí tenéis un artículo en el que se estudian los riesgos de padecer Sensibilidad Química Múltiple que tiene la mujer.
Estupenda aproximación a la biografía de Carme Valls . En relación a la EHS : (Los marcadores que establece Belpomme para la ehs no se sabe si son causa o consecuencia –perfusión reducida en el sistema límbico izquierdo , disminución de la barrera hematoencefálica , disminución de la melatonina , aumento de la histamina y proteínas de stress-. Los cem producen alteraciones en los neurotransmisores por afectación en el ión calcio , alteraciones en el egg , aumento de distintos tipos de cáncer . A los enfermos electrosensibles les puede ayudar a bajar la sensibilidad colocar la vit D en nivel alto , subir b12 y ácido fólico , regular zinc magnesio y hierro.)
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